Hoy tenemos una nueva entrega de las anécdotas arbitrales que he llegado a vivir. Atentos...
Hace dos temporadas tuve que ir un viernes por la tarde-noche al polideportivo "El Paraguas", a pitar un partido de senior femenino. Un partido tranquilo, en apariencia. La verdad es que acabó siendo un partido tranquilo salvo por un pequeño detalle para una jugadora...
Seguro que todo aquel que ha visto un partido de baloncesto se habrá fijado en que cuando los jugadores (y las jugadoras), antes de empezar el partido, cuando calientan, estan en el banquillo y demás, llevan puestos unas camisetas a las que se les llama cubres (como esta).
Pues bueno, una jugadora de uno de los equipos, que no salio de titular, me pide el cambio (yo estaba pitando de mesa (anotador y cronometrador)) por una compañera suya. La chica va a quitarse el cubre y...
¡Fiesta! Sujetador al aire, oigan. La chavala no se acordó (o no se quiso acordar, que vaya usted a saber) de ponerse la camiseta de juego entre el cubre y el sujetador.
¿Qué como acabó la cosa? Sencillo: tuvimos que esperar pacientemente a que la jugadora se pusiese su camiseta para que estuviera completamente equipada y pudiese hacer el cambio con su compañera.
Por cierto, no empiecen a tocarse imaginándose la escena, que les conozco...
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