La actuación de Miller fue aún más asombrosa si cabe si decimos que ocurrió en un partido de playoffs. En 1995, los Indiana Pacers de Reggie Miller se enfrentaban a los New York Knicks de Patrick Ewing en una de las semifinales de la conferencia Este. A falta de 18,7 segundos para terminar el primer encuentro de esa eliminatoria, los Knicks tenían el marcador de cara, ya que vencían por 105-99.
Los Pacers montaron una jugada rápida para que Miller recibiera el balón y se jugara el tiro: restando 16,4 segundos Reggie Miller clavó un triple que dejaba el tanteo en 105-102. E inmediatamente, tras el saque de fondo de New York, el propio Miller robó el balón y salió tras la línea de 3 para lanzar otro triple, que también convirtió. Quedaban 13,2 segundos tras ese segundo tiro de tres anotado y el encuentro estaba empatado a 105.
Tras otro saque de fondo de Nueva York, Indiana recurrió a la táctica típica en esas situaciones de hacer una falta rápida para mandar al equipo rival a la línea de tiros libres y así tener el resto del tiempo para intentar tener la última posesión y ganar sobre la bocina. John Starks fue quién recibió la falta y le tocó lanzar los dos tiros libres de rigor, pero le pudo la presión y falló los dos lanzamientos (cuando en su carrera estuvo cerca de un 80% de promedio en esos tiros), y tras coger el rebote ofensivo, Ewing tampoco fue capaz de anotar al fallar su tiro de cuatro metros.
El rebote cayó en manos de Reggie Miller, que recibió la falta de Anthony Mason (DEP) a falta de 7,5 segundos para acabar. Los dos tiros que acarreaba esa falta no los falló Miller y redondeó su final de partido, que eclipsó los 34 puntos que anotó su compañero, el holandés Rik Smits: 8 puntos en apenas 8,9 segundos cronometrados.
El último ataque de los Knicks no tuvo éxito y los Pacers acabaron venciendo 105-107, gracias a la exhibición de Reggie Miller.
Fuente: mundodeportivo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario