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lunes, 9 de octubre de 2023

Los crímenes de Jarabo

En los años 50, se produjeron cuatro asesinatos en Madrid que impactaron no sólo a la capital española, sino a todo el país. ¿El causante de los asesinatos? José María Manuel Pablo De la Cruz Jarabo Pérez-Morris (supongo que su DNI sería un desplegable para poder abarcar su nombre completo), más conocido como José María Jarabo o simplemente por su primer apellido, Jarabo.

Jarabo, nacido el 28 de abril de 1923 en Madrid, fue un hombre que nació en el seno de una familia adinerada (su padre José María era abogado, y su tío (hermano de su padre), Francisco Ruiz Jarabo, también optó por el derecho como salida laboral y llegó a ser primero presidente del Tribunal Supremo y posteriormente ministro de Justicia del régimen franquista). Con 17 años (tras estudiar en el colegio Nuestra Señora del Pilar), en 1940 y recién acabada la Guerra Civil, se traslada con su familia a Puerto Rico, donde dejó de estudiar y se dedicó a vivir la buena vida.

Con 20 años se casó con Luz Marta Álvarez, una mujer de familia también adinerada con la que tuvo a su único hijo, José Ronaldo. Sin embargo, el matrimonio no duró: tan pronto como se produjo, se disolvió y acabó divorciándose. Posteriormente se marchó a Nueva York, donde ya tuvo problemas con la justicia: se dedicó a seducir mujeres a las cuales luego forzaba para que se dejaran fotografiar en poses de carácter obsceno, y luego las fotos las vendía. Este hecho, catalogado como pornografía, unido al de tráfico de drogas, le valieron una condena de cuatro años de prisión.

Tras su paso por prisión, volvió en 1950 a España con 15 millones de pesetas (si hoy en día es una buena suma de dinero, imaginen en aquel entonces), una cantidad que su madre le había dado para asentarse en suelo español, pero el dinero rápidamente lo gastado en vicio: alcohol, drogas como la cocaína, mujeres, juego y fiestas nocturnas.

Después despilfarrar semejante fortuna, su madre le mandaba 7500 pesetas mensuales, pero para el tren de vida que llevaba le resultaba insuficiente con lo que comenzó a realizar fechorías como estafar (utilizando diferentes identidades), a vender el chalet familiar sito en la calle Arturo Soria o a empeñar diferentes propiedades y alhajas. 

En 1956 Jarabo conoce a Beryl Martin Jones, una inglesa casada con un francés y con dos hijos, a los que dejó en Lyon junto a su padre (y marido suyo) mientras meditaba sobre su matrimonio. Rápidamente se convirtió en su amante y, para seguir con su costoso y vicioso tren de vida, deciden empeñar una sortija de brillantes. 

Jarabo empeñó la joya en la tienda Jusfer, una tienda de compraventa y empeños que era propiedad de Emilio Fernández y Félix López Robledo. Recibió 4000 pesetas, una suma bastante inferior al valor de la joya (50000 pesetas). Sin embargo, una vez acabada la relación entre los dos (ya que ella decidió volver con su marido) Beryl decidió recuperar la joya y apremió a Jarabo a que lo hiciera.

Él no sólo pretendía recuperar la joya, sino también una carta escrita por la propia Beryl en la que hablaba de su relación adúltera: ella la había escrito como autorización para recuperar la sortija y también aprovechó en la misiva para reconocer lo que se traía entre manos con Jarabo. Los prestamistas la tomaron como garantía e hicieron gala de usura ya que le pedían a Jarabo 6000 pesetas para recuperar la carta, y Jarabo no disponía de dinero suficiente como para pagar por la carta y para desempeñar la joya. El no poder recuperar nada le sirvió para tramar un macabro plan. 

El 19 de julio de 1958, sábado, pasa la tarde acompañado de una mujer llamada Charito a la que conoció en la Puerta del Sol, y alrededor de las 9 de la noche se dirige al domicilio de uno de los prestamistas, Emilio Fernández, situado en la calle Lope de Rueda, en vez de ir a Jusfer. Allí es recibido por la criada, Paulina Ramos, que le lleva al salón para que espere a que llegue Emilio a la casa. Jarabo decidió no dejar testigos de lo que planeaba hacer y persiguió a Paulina hasta la cocina. En ese lugar la golpea con una plancha en la cabeza, y cuando ella intenta defenderse sin éxito, Jarabo agarra un cuchillo (tras taparle la nariz y la boca con la otra mano para que no hiciera ruido) y se lo clava en el pecho partiéndole el corazón literalmente, lo que causa su muerte inmediata. Jarabo dejó el cadáver en el dormitorio de la criada. 

Tras este suceso, Emilio llegó al piso. Jarabo decidió esconderse, y situado tras él, le descerrajó un tiro en la nuca que le provocó la muerte. Y algunos instantes más tarde, la esposa de Emilio, Amparo Alonso, llegó al domicilio y se extrañó de no ver ni a su criada Paulina ni a su esposo Emilio. Jarabó intentó tranqulizarla con la estratagema de que él era un inspector de Hacienda y que la ausencia de Emilio y Paulina se debe a que han ido con otros inspectores de Hacienda a la tienda con motivo de una inspección de un asunto de objetos robados: aunque consiguió convencerla temporalmente, Amparo huyó por la casa debido a que vio que algo no concordaba. Amparo no fue capaz de huir: Jarabo la alcanzó en su dormitorio y la disparó de la misma forma que a su marido, en la nuca. En aquel momento, Amparo estaba embarazada de pocos meses. 

Jarabo buscó la joya y la carta en la casa, sin éxito, y pasó la noche en el piso: la puerta del bloque de pisos estaba cerrada y no pudo salir hasta la mañana siguiente. Aprovechó la estancia allí para preparar una escena que diera a pensar que las tres muertes que él había provocado eran parte de un crimen de índole sexual. Una vez pudo marcharse de allí, pasó la mañana del domingo en un cine y la tarde en la pensión en la que residía.

El lunes 21 de julio se dirigió a la tienda Jusfer y accedió a la misma con un llavín que era de Emilio Fernández, y esperó a que acudiera Félix López Robledo. Cuando apareció, sufrió la misma mala suerte que su socio y la mujer de este: Jarabo le asesinó de dos tiros en la nuca.

El asesino buscó de todas las maneras la carta y la joya por toda la tienda sin ningún éxito (nunca lo conseguiría). Se apropió de varios objetos de la tienda (como algunos relojes y varias plumas) y se cambió de traje ya que el que llevaba estaba muy manchado de sangre. Llevó tal traje a una tintorería de su confianza, y dijo que el traje estaba manchado porque se había peleado con unos americanos de la base de Torrejón. Tras esto, se marchó de fiesta (estuvo en el bar Chicote y tuvo la compañía de dos prostitutas) durante todo el día. 

Fue detenido al día siguiente: los cadáveres fueron descubiertos el lunes, y en la tintorería dieron aviso a la policía, alarmados de la gran cantidad de sangre que tenía el traje. La detención se produjo cuando Jarabo se dirigía a la tintorería a recoger el traje. En dependencias policiales, reconoció ser el autor de los asesinatos y que los había cometido porque se sentía chantajeado por los dueños de Jusfer.

Los crímenes se hicieron muy conocidos en la época: el número de "El caso" que recogía este suceso fue el más vendido en la historia del periódico (480000 ejemplares, llegando a haber varias tiradas) y el juicio a Jarabo por los asesinatos tuvo grandes colas de gente que quería acudir como público (Sara Montiel llegó a presenciarlo), en el cual el acusado dijo la siguiente frase: "No sé si soy un psicópata o no. Ni me importa. Lo único que sé es que soy el autor de cuatro muertes; dos quizás un poco más justificadas, aunque, en realidad, ninguna puede serlo." Jarabo fue condenado a pena de muerte el 10 de febrero de 1959. 

Su ejecución, por garrote vil (la última por este método en la historia de España), se produjo el 4 de julio de 1959. Ocurrió de forma accidentada, ya que el verdugo no tená la fuerza suficiente por ser ya ciertamente veterano y porque Jarabo era de complexión fuerte y su cuello era verdaderamente grande. Jarabo tenía 36 años cuando fue ejecutado y está enterrado en Madrid

Por cierto, este caso se recoge en el largometraje "Jarabo", que pertenece a la serie "La huella del crimen", en la cual Sancho Gracia interpretó a Jarabo (siendo este uno de los mejores papeles que hizo en su carrera, de hecho él mismo lo pensaba así).

 

Fuente: es.wikipedia.org, lavanguardia.com, confidencialandaluz.com, eldebate.es

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