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martes, 11 de julio de 2023

El "destripador de Yorkshire"

Peter Sutcliffe, conocido como "el destripador de Yorshire", fue un asesino en serie que mantuvo en vilo a Inglaterra en la segunda mitad de los años 70 por sus crímenes.

Los crímenes que cometió tuvieron como víctimas a mujeres en todos los casos. Nacido en junio de 1946, fue en uno de sus primeros trabajos cuando surgió el incidente que, según todo indica, fue el detonante de sus crímenes: trabajando como enterrador en el cementerio de Bingley (Inglaterra), su localidad natal, hubo una tarde en que comenzó a escuchar voces que provenían de una tumba de un hombre polaco fallecido mucho tiempo atrás. Se convenció él mismo de que él no escuchaba esas voces en su cabeza, sino que era la voz del mismísimo Dios, y creyó escuchar esas voces repetidas veces durante más tiempo.

Siguió escuchando las voces incluso cuando ya había cambiado de profesión (dejó de ser sepulturero y comenzó a trabajar como camionero), que le decían que debía cometer actos violentos. Empezó a cometerlos cuando una prostituta (se aficionó a consumir prostitución tras formar parte de un matrimonio que no estaba yendo bien) le estafó un dinero (le pagó para que le proporcionara unos servicios sexuales con los que no cumplió) y posteriormente se burló delante de él en un pub, hecho añadido a que las voces le "animaban" a obtener venganza contra las prostitutas. 

Sutcliffe buscó a la prostituta que le engañó y se burló de él para atacarla, pero acabó haciéndolo, cansado tras horas de búsqueda, con otra que no tenía nada que ver: le golpeó en la cabeza con una piedra envuelta en un calcetín. Fue interrogado por la policía al respecto, pero declaró que no la pegó con una piedra sino con la mano y la mujer no quiso poner ninguna denuncia.

Llegó a atacar en tres ocasiones más (una adolescente de 14 años y dos mujeres adultas a las que dejó malheridas antes de ser descubierto por un ciudadano) antes de cometer su primer asesinato en octubre de 1975: la víctima fue Wilma McCann, una mujer de 28 años y madre de cuatro hijos que trabajaba como prostituta. Le asestó 15 puñaladas en cuello, pecho y abdomen, y además le golpeó en la cabeza con un martillo. Fue encontrada muerta en Leeds.

Atacó a tres prostitutas más a las que asesinó: Emily Jackson (también fue encontrado su cadáver en la misma zona de Leeds que Wilma McCann), Irene Richardson (su cuerpo sin vida también se encontró en Leeds) y Patricia Atkinson (encontrada muerta en Bradford). El modus operandi que usaba para acabar con las vidas de estas mujeres era merodearlas y atacarlas con un martillo. También empleaba cuchillos, sierras y, especialmente, destornilladores a los que afilaba el borde metálico. Y además, había ocasiones en las que pegaba patadas tan contundentes a sus víctimas con sus botas de cuero que llegaba a dejar marcadas las suelas en la piel de las víctimas, como una huella.

La quinta víctima mortal fue Jayne McDonald, una joven de 16 años que fue encontrada en Chapletown. Su muerte fue particularmente mediática, ya que no era prostituta como las cuatro anteriores víctimas, sin olvidar que era una adolescente, y la policía la calificó como víctima inocente. Además, la prensa ayudó en hacerla más mediática ya que todas las mujeres eran víctimas en potencia.

La siguiente víctima mortal fue Jean Jordan. Fue encontrada en Manchester (muy alejada respecto a las otras víctimas), con el pelo quemado, eviscerada (de ahí que a Sutcliffe se le diera el apodo de "El destripador") y con los pechos mutilados. Además, Sutcliffe se dio el gusto de cambiar el cadáver de lugar ante el hecho de que no lo encontraban, ya que lo movió a un lugar visible desde un seto bajo el que lo escondió originalmente. Algo similar hizo con su siguiente víctima, Ivonne Pearson, que fue asesinada en enero de 1978, y cuando se encontró en marzo de ese año el cadáver de Ivonne se encontró bajo el brazo un ejemplar del Daily Mirror del 21 de febrero, con el fin de ridiculizar a la policía inglesa.

Hubo dos mujeres que sobrevivieron a sendos ataques de Sutcliffe: Maureen Long, que desgraciadamente no pudo dar detalles exactos a la policía del ataque sufrido debido al daño cerebral que sufrió, y Marilyn Moore, que sí que fue capaz de dar información detallada que sirviera al cuerpo de policía. Y hasta noviembre de 1980 hubo seis víctimas mortales más: Helen Rytka, Vera Millward, Josephine Whitaker, Barbara Leach, Margarita Paredes y Jacqueline Hill. Tras el crimen cometido con Vera Millward, Peter Sutcliffe mandó cartas e incluso una cinta en la que grabó su voz a la policía, y estos materiales sirvieron como pruebas para obtener información como su voz, su caligrafía o su grupo sanguíneo.

Durante la investigación de la serie de crímenes, Peter Sutcliffe llegó a ser interrogado por la policía en diversas ocasiones (un total de ocho), pero la coartada que ofrecía era lo suficientemente creíble como para que lo descartaran y siguieran investigando. Le acabaron encontrando el 2 de enero de 1981: en una ronda rutinaria, dos policías encontraron un coche mal aparcado en Broomhill (Sheffield) y vieron que algo fallaba con la matrícula.

Se acercaron al coche y dentro del vehículo estaba Sutcliffe y una prostituta llamada Olivia Reivers y le pidieron la documentación a Sutcliffe. Mientras revisaban la documentación, ibservaron que había una matrícula superpuesta sobre otra, lo que indicaría un posible robo. Mientras, Peter ya estaba deshaciéndose de sus "herramientas", con las que con bastante probabilidad hubiera tratado de atacar a Olivia Reivers. 

Fue llevado a comisaría, donde se vio que su cara resultaba muy parecida a la del retrato robot de la serie de asesinatos que tenía en jaque a la policía durante los últimos cinco años. Le interrogaron durante 16 horas, y confesó haber asesinado a trece mujeres (las nombradas anteriormente) y haber atacado a otras veinte.

Se le condenó a un total de 20 cadenas perpetuas. Sin embargo, sólo pasó un año en la cárcel de Parkhurst (donde sufrió un ataque de otro recluso con una jarra de café que hace que casi perdiese un ojo y tuviera un gran corte en un lado de la cara) antes de que lo trasladaran a un hospital psiquiátrico situado en Broadmoor, donde permaneció hasta 2015. En ese año 2015 fue llevado a la cárcel de HMP Frankland, donde estuvo preso hasta su muerte por coronavirus en 2020. Y el año pasado (2022) hubo polémica ya que una turista británica esparció sus cenizas en las aguas de Lanzarote.

Fuente: clarin.com, cope.es, es.wikipedia.org, elconfidencial.com, diariodeavisos.elspanol.com

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