Para la última jornada, el Deportivo (que apenas tres años había subido a Primera y que dos años antes se libró de descender a Segunda al ganar al ganar la promoción de ascenso al Betis) iba situado como líder en la clasificación con 54 puntos (tengan en cuenta que aún se conseguían dos puntos por victoria) y en la segunda posición estaba colocado el Barça con sólo un punto menos, 53. Por lo tanto, para alzarse como campeón de Liga, al Deportivo le ocurría que dependía mayormente de sí mismo y le valía con conseguir el mismo signo en la quiniela que el Barcelona.
En la última jornada el Deportivo se enfrentaba en casa al Valencia (que iba séptimo en una época en la que para ir a competiciones europeas sólo iban los 4 o 5 primeros clasificados), y el Barcelona jugaba contra el Sevilla (que a falta de aquel partido iba quinto y en posición de clasificarse para la copa de la UEFA y contaba en su plantilla con jugadores como Simeone o Suker) también como local. Ambos partidos (junto con el Athletic de Bilbao - Tenerife) se jugaban el mismo día, el 14 de mayo de 1994.
Llegado el descanso de ambos partidos, el Deportivo empataba a 0 su partido y el Barcelona perdía por 1-2 (Stoitchkov marcó por parte de los culés y los goles sevillistas fueron obra de los antes mencionados Simeone y Suker), por lo que, en aquel momento, la liga era deportivista.
Sin embargo, conforme avanzaba la segunda parte, el Barcelona remontaba el resultado adverso que tenía y en el minuto 75 marcaba el 4-2 (obra de Laudrup). El Deportivo aún no abrió el marcador y siguió empatando a cero, por lo que el título pasaba por aquellos momentos a ser del Barcelona (empataban a puntos, pero la diferencia de goles beneficiaba al equipo de Cruyff).
En el minuto 87 de su partido, Bakero ponía el 5-2 definitivo en el marcador del Barcelona - Sevilla. Y en el minuto 87 López Nieto, árbitro que dirigía el Deportivo-Valencia, pitaba un penalti favorable al Deportivo.
Donato era quien tiraba los penaltis en el Deportivo, pero Arsenio Iglesias lo había sustituido por Alfredo algo más de 10 minutos antes, y Bebeto, delantero estrella del equipo, se echó atrás y no quiso lanzarlo, con lo que Djukic fue el responsable de ser el lanzador del penalti. Dicho penalti daría la liga al equipo en caso de ser anotado.
Sin embargo, Djukic tiró mal y mansamente el penalti y González, portero del Valencia aquel día (el titular aquella temporada no fue él, sino Sempere) lo detuvo, con unos grandes gestos posteriores de celebración (años después, su compañero Giner dijo que estaban primados por el Barcelona, asunto en el que González no quiso mojarse). El partido terminaría con el empate a cero inicial, y el Barcelona acabaría llevándose aquella liga en el último momento.
Al equipo y Djukic se le quedó clavada aquella espina, aunque seis años después el Deportivo se pudo resarcir ganando la liga en la que es probablemente la liga más igualada de la historia.
Fuentes: bdfutbol.com, eldesmarque.com, marca.com
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