Las selecciones de Francia y Kuwait habían quedado encuadradas en el grupo 4 del torneo, y les tocaba enfrentarse en la segunda jornada de la primera fase: Kuwait había empatado a 1 su partido contra Checoslovaquia mientras que a Francia necesitaba ganar para tener opciones de pasar a la siguiente ronda porque había perdido por 1-0 contra Inglaterra.
Cuando Francia vencía por 3-1 con el partido en sus compases finales, Platini le dio un pase a Giresse para que anotara el cuarto gol francés. Lo curioso de la jugada fue que los kuwaitíes se quedaron literalmente parados sobre el césped cuando Giresse marcó.
Los jugadores de Kuwait se fueron a protestar al árbitro, el soviético Miroslav Stupar, ya que se quejaban de que se habían quedado parados antes del gol porque habían escuchado un pitido y habían pensado que provenía del silbato del colegiado para detener el partido. Desde la grada, Fahad Al Ahmed Al Jaber Al Sabah, jeque que era hermano del emir de Kuwait y presidente de la federación kuwaití de fútbol, hacía gestos para que los jugadores de su selección se marcharan del terreno de juego (el José Zorrilla, estadio del Valladolid) a modo de protesta.
Y lo que sucedió justo después tuvo, en mi opinión, trazas de hilarante y esperpéntico a partes iguales: ni corto ni perezoso, el jeque se marchó del palco en el que se había sentado y bajó al terreno de juego a hablar directamente con el árbitro, ante la permisividad de las fuerzas del orden españolas, que parecían más interesadas en que los fotógrafos no captaran el momento que en que el jeque estuviera allí como Pedro por su casa.
Y lo más trambóliko del asunto es que el árbitro decidió anular el gol de Francia (legal hasta donde yo sé) ante la indignación de los franceses (el seleccionador, Michel Hidalgo, estaba muy indignado y llegó a ser expulsado) y la satisfacción del jeque kuwaití. El partido se reanudó con un bote neutral y apenas un minuto más tarde, los franceses marcan otro gol, que, esta vez sí, sube al marcador como el 4-1 que fue el marcador definitivo (como vemos, la anulación del gol no supuso un gran agravio para el resultado).
La FIFA decidió actuar ante lo sucedido: le puso una multa de 10000 dólares al jeque (probablemente esa cantidad fuera para él calderilla) y al árbitro le fueron retiradas sus credenciales FIFA y no volvió a pitar nunca más un partido internacional.
Por cierto, el jeque murió 8 años después, cuando en plena guerra del Golfo, fue asesinado por las tropas iraquíes cuando defendía el palacio real.
Fuente: futbolretro.es, es.wikipedia.org, revistalibero.com
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