Jessica nació el 6 de octubre de 1995 en la localidad de Gastonia (estado de Carolina del Norte, Estados Unidos). Al comenzar el año 2005, vivía en otro estado, Florida, en la localidad de Homosassa.
No pudo disfrutar mucho de aquel año Jessica, pues a las 3 de la madrugada del 24 de febrero de aquel 2005, un individuo llamado John Couey se coló en la cada donde vivía ella, y la cogió tapándole la boca con una mano mientras le decía "No grites" y se la llevaba secuestrada hacia un remolque en el que él vivía.
John Couey tenía a sus espaldas una trayectoria bastante nefasta: ya a los ocho años de edad intentó abusar de forma sex*ual a una prima, lo cual le granjeó el repudio de su familia. A partir de ahí se labró una serie de antecedentes penales por tenencia ilícita de armas, por robos y, especialmente, por ser un depredador hacia niños y niñas. Por ese último motivo, en su expediente constaba que era delincuente se*xual y recibía un seguimiento que fue insuficiente para evitar que cometiera lo que hizo con Jessica.
John decidió mudarse a Homosassa (después de ir vagabundeando por diferentes localidades de Florida y Georgia (el estado de EEUU)) debido a que una hermanastra suya vivía allí, aunque se fue a una casa remolque que compartía con otras dos personas y que estaba apenas a 90 metros de la casa de Jessica.
Tras secuestrar a Jessica, se la llevó como mencioné antes al remolque en el que vivía y la viol* en varias ocasiones durante aquella madrugada y mañana del 24 de febrero y la dejó escondida en un armario. La familia de Jessica rápidamente la echó en falta y denunció su desaparición.
Ante la posibilidad de que la policía descubriese lo que hizo, John hizo lo siguiente: ató las manos de Jessica con el cable de un altavoz, metió a Jessica en unas bolsas de basura y la enterró viva en una especie de tumba poco profunda que había cavado previamente en un patio trasero que había tras el remolque. Jessica acabó muriendo por asfixia, el 27 de febrero de aquel 2005 con solamente 9 años.
John decidió huir tras el crimen y marcharse de Homosassa. Varios días después, lo detuvieron en la localidad georgiana de Savannah, pero por un motivo diferente al crimen de Jessica: un delito grave relacionado con drogas. Un requerimiento judicial por ese motivo hizo que se pusieran a buscarlo en Homosassa, pero al no encontrarlo allí al haberse marchado allí lo hicieron en Savannah. Lo dejaron en libertad horas después de declarar.
Sin embargo, encontraron que John estaba en el registro de delincuentes sex*ales y fueron a detenerlo de nuevo aunque ya había huido de nuevo. Registraron el remolque donde vivía John y se halló que había un colchón y unas almohadas manchadas de sangre y un armario con huellas dactilares y sangre y con restos de ADN. Se probó que la sangre y ADN pertenecían a Jessica.
Con estas pruebas, se capturó a John el 17 de marzo y se le acusó formalmente de la muerte de Jessica. En su confesión dijo que pretendía robar en la casa de la niña, pero que al verla, actuó por impulso y se la llevó. Confesó lo que cometió contra ella y en la reconstrucción de los hechos mostró donde estaba enterrada: fue encontrada de rodillas y abrazando un delfín de peluche que era su juguete favorito, con dos dedos atravesando la bolsa ya que peleó por encontrar algo de aire. La autopsia reveló que Jessica murió en apenas pocos minutos.
El consiguiente juicio al que se llevó a John comenzó en 2007. El juicio fue trasladado a Miami por no encontrarse un jurado imparcial en el condado de Citrus, y a pesar de que la grabación de la confesión de John no se aceptó como prueba (quienes le interrogaron vulneraron su derecho a defensa, al parecer), había suficientes pruebas para incriminar a John, y aunque sus abogados trataron de demostrar que él había sufrido abusos físicos y psíquicos en su infancia e incluso que tenía un coeficiente de inteligencia menor a la media, no pudieron evitar que fuera condenado a la pena de muerte. Sin embargo, la condena no llegó a hacerse efectiva nunca: el 30 de agosto de 2009 murió a causa de un cáncer.
Este caso, gracias a la lucha del padre de Jessica, Mark, sirvió para crear una ley que lleva el nombre de la chica y que, a grandes rasgos, impone una pena mínima de 25 años de cárcel y una pena máxima de cadena perpetua a aquellas personas que son encontradas culpables de abusar de menores, y también ordena colocar dispositivos de localización por satélites a aquellos que hayan cumplido su condena y estén bajo libertad condicional, para así tenerlos ubicados permanentemente.
Jessica descansa en una tumba del cementerio "Fountains memorial park", situado en Homosassa Springs.
Fuente: lavanguardia.com, en.wikipedia.org, death2ur.com, 20minutos.es