Buscador

viernes, 18 de diciembre de 2020

El crimen de los novilleros

En 1990, se produjeron tres asesinatos que fueron protagonistas de las crónicas y los titulares de la prensa de aquella época. Los tres fallecidos eran unos novilleros "maletillas" (los maletillas son gente joven que, sin ayudas ni medios, tratan de abrirse camino en el toreo practicando en las ganaderías o participando en actividades como tientas, capeas, becerradas...).

Aquellos maletillas eran Juan Lorenzo Franco Collado ("El Loren"), Andrés Panduro Jiménez y Juan Carlos Rumbo Fernández, de 24, 23 y 19 años de edad, respectivamente. Encontraron la muerte el 1 de diciembre de 1990 a las tres de la mañana, cuando se colaron en la finca "Charco Lentisco" (propiedad del ganadero Manuel Costa) para practicar el toreo con una de las reses de la finca y fueron abatidos a tiros con una escopeta de cartuchos. 

Habitualmente los maletillas se colaban de noche en la finca a torear de noche las reses ("hacer la luna llena", en el argot), pero para ahuyentarlos se soltaban a los perros. Sin embargo, no sacaron a los perros y decidieron atacarles con una escopeta, que era propiedad de un albañil que estaba trabajando en la finca, Jesús Saorín. 

Obviamente, se celebró un juicio, pero todo quedó muy enrevesado:

-Se culpó inicialmente de los disparos a Pedro Antonio Yepes, un adolescente que tenía entonces 15 años y que trabajaba en la finca, al parecer para que, al no tener responsabilidad penal por ser menor de edad, no recibieran el peso de la justicia tanto su hermano José Manuel (de 19 años de edad en aquel entonces y que vivía con su familia (era uno de los 8 hermanos) en la finca al ser trabajadores de la misma) como el dueño de la finca, Manuel Costa. Según esto, Pedro Antonio habría perseguido a los novilleros y habría disparado y recargado en dos ocasiones.

Sin embargo, cambió su declaración (por consejo de su padre) para inculpar a Manuel Costa, llegando a decir que mató a una de las víctimas. 

-Tres días después de ser detenido, José Manuel se autoinculpó de los hechos, por miedo a que su hermano Pedro Antonio fuera enviado a un correccional y posteriormente a la cárcel. Además, aseveró haber disparado entre 6 y 8 veces, y en el lugar de los hechos se recogieron 8 cartuchos aunque la escopeta cargaba nueve, por lo que resultaría un sinsentido que se hubiera recargado el arma dos veces. Aparte, queda la incógnita de que un sólo chico fuera capaz de alcanzar mortalmente con sus disparos a otros tres, que se hubieran defendido o hubieran salido corriendo para salvarse.

-Parece ser que "Loren" conocía a los autores de su muerte, porque dicen que gritó "¡No tiréis, que soy yo, el Loren!"

-El padre de los hermanos Yepes declaró a la revista "Interviú" que Pedro Antonio le confesó que Manuel Costa (recordemos, el dueño de la finca) le dijo: "¡Dispara, dispara!". 

-Para dificultar aún más todo, el albañil que poseía la escopeta se suicidó (mediante ahorcamiento) cuatro meses después de lo ocurrido antes de enfrentarse en un careo a Manuel Costa.

En 1994, José Manuel Yepes y Manuel Costa fueron condenados a 81 años de cárcel (27 años por cada una de las muertes). Manuel Costa murió en 2008 y José Manuel salió de la cárcel en 2006. Las indemnizaciones económicas a las que fueron condenados no las abonaron, y fueron pagadas por el Estado: en marzo de 2017 las recibieron las familias de Juan Carlos Rumbo y Andrés Panduro, mientras que la familia de Juan Lorenzo Franco tuvo que esperar, ya que el padre de Juan Lorenzo murió en 2016 y tuvieron que estar expectantes a que se produjera una declaración de herederos. 

El caso prescribió en 2010.

Fuentes: dle.rae.es, elcierredigital.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario