Lo que leí me dejó, usando una expresión similar a un icono de Forocoches, rotísimo. En las próximas líneas voy a relatar lo que se le ocurrió hacer a Carl Tanzler.
Carl Tanzler fue un radiólogo nacido en Alemania (concretamente en Dresde) el 8 de febrero de 1877. Estuvo viajando por varios países durante su juventud, y en un viaje a Italia tuvo un sueño que acabaría influyendo en su futuro.
En dicho sueño se le aparecería un antepasado suyo, la condesa Anna Constantina von Cosel (acabaría adoptando el apellido von Cosel cuando se trasladó a vivir a Estados Unidos). La imagen de la condesa era la de una "mujer exótica de cabello negro", y para él supondría la de su mujer ideal. Sin embargo, antes de llegar a conocer a dicha mujer, llegó a casarse con Doris Schaefer, con la cual tuvo dos hijas (una de ellas falleció con sólo 10 años por difteria).
Con el tiempo, Carl Tanzler acabó marchándose al estado de Florida (EEUU), donde, como he mencionado antes, cambió su apellido a von Cosel y haría carrera en la radiología (y eso que apenas tenía experiencia en este ámbito de la medicina), concretamente en el Hospital de Marines estadounidense situado en Cayo Hueso. Allí conocería, ya que fue su paciente, a María Elena Milagro de Hoyos.
María Elena era una chica de origen cubano que tenía 21 años (más de 30 años menor que Tanzler) que había enfermado gravemente, ya que sufría un caso avanzado de tuberculosis. Tanzler la identificó como la mujer de su sueño y se enamoró perdidamente de ella.
Por desgracia, María Elena no sobrevivió a la enfermedad y murió, a pesar de los intentos del radiólogo por salvarla, como instalar una máquinade rayos X en casa de los padres de Elena o usar diferentes brebajes y tratamientos. Tras su muerte, Tanzler se ofreció para costear el funeral e incluso pagó un mausoleo para enterrarla, situado en el cementerio de Key West.
El problema fue lo que ocurrió tiempo después. Tanzler tenía como costumbre visitar el mausoleo por las noches durante los dos años siguientes al fallecimiento de María Elena, y él declaró que una de esas noches, el espíritu de ella se le manifestó para decirle que la sacara de allí y se llevara su cuerpo, cosa que terminó por hacer en abril de 1933.
Se llevó el cadáver a su casa y lo mantuvo allí durante un total de 7 años. Usó perchas y alambres para mantener el esqueleto intacto; para arreglar la cara, pegó sedas e introdujo ojos de vidrio en las cuencas; la vistió con joyas, guantes y un vestido elegante además de ponerle una peluca; rellenó el pecho y el abdomen con harapos; y para evitar la pestilencia de la descomposición empleó perfume, desinfectantes y conservantes.
Descubrieron lo que Carl Tanzler había hecho debido a que, ante los rumores de que él tenía el cadáver de María Elena, una de las hermanas de la fallecida se presentó en casa del radiólogo. Allí descubrió lo que pasaba y Tanzler fue detenido de inmediato. Pero finalmente le liberaron sin cargos ya que los delitos de profanación y sustracción de tumbas habían prescrito.
En 1944 se mudó a Pasco County (también en el estado de Florida), donde se reencontró con su Doris Schaefer y su hija. Ocho años más tarde, murió a la edad de 75 años, y se descubrió que junto a su cadáver había una especie de efigie con las formas de María Elena que tenía en la zona de la vagina un tubo que le podría haber servido para mantener relaciones sexuales con ella. Eso dio pie a pensar que cuando mantuvo el cadáver de María Elena, practicó la necrofilia.
Un caso muy turbio el de este hombre, sin duda alguna.
Fuentes: psicologiaymente.com, biobiochile.cl, cope.es, en.wikipedia.org
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