Aquello sucedió en plenas semifinales de la Champions League. El Madrid se enfrentaba al Borussia Dortmund en dicha eliminatoria y le tocaba jugar la ida como local un 1 de abril de 1998 a las 20:45 horas.
Justo cuando se estaban sorteando los campos antes de empezar el partido, ocurrió el suceso que marcó la noche aparte del propio partido: varios ultras del Madrid se encaramaron a la valla metálica que separaba las gradas del césped, y el propio peso de los ultras provocó que la valla cediera y cayera.
La valla metálica se utilizaba también para tensar las redes de aquella portería de fondo sur, y por consiguiente, la portería también cayó. Una vez sorteados los campos, el árbitro cayó en la cuenta de lo sucedido.
Los problemas se fueron sucediendo a partir de entonces: al levantar la portería para recolocarla, vieron que uno de los postes estaba completamente roto y no se sostenía sola. Probaron a poner un taco de madera como solución pero no funcionó, y el árbitro dio un plazo de media hora para que pusieran solución a aquello mientras en el Borussia trataban de que el colegiado suspendiera el partido.
En aquella época no era obligatorio tener porterías de repuesto en los estadios, y tuvieron que ir corriendo a la antigua Ciudad Deportiva del Madrid a por una. La Ciudad Deportiva estaba a dos kilómetros de distancia en el Paseo de la Castellana, y llegaron allí Agustín Herrerín en una furgoneta y varios policías, que se toparon con el problema de que las porterías estaban guardadas bajo candado y no tenían las llaves para ello.
Tuvieron suerte de encontrarse allí con un hombre llamado Cándido Gómez y su sobrino, que estaban montando un escenario en aquel recinto deportivo. Se ofrecieron a prestar ayuda y con su camión forzaron el candado, cogieron una portería y la cargaron en el camión entre 10 personas antes de ir a "carajo sacado" hacia el Bernabéu: el camión llegó a ponerse a casi 100 km/h e incluso circuló a contramano. Y ojo, que aún hubo problemas para introducir la portería por los vomitorios.
Finalmente pudieron poner la portería, aunque los alemanes se quejaron porque hubo que esperar mucho tiempo (el partido acabó empezando a las 10 en punto de la noche) y porque alegaban que la portería que trajeron medía un centímetro más que la otra. Sin embargo, el partido se jugó como debía ser y el Madrid ganó por 2-0 con goles de Morientes y Karembeu, y acabó clasificándose para la final (aquella contra la Juventus con el gol de Mijatovic) tras empatar en Alemania el partido de vuelta.
El Madrid tuvo que pagar 115 millones de pesetas como multa por lo sucedido, y además, tuvo que cumplir un partido de clausura del estadio por aquello. Ese partido de sanción fue el primero de la siguiente edición de la Champions League (en la temporada 1998-99) contra el Inter de Milán (2-0 para el Madrid) en el Sánchez Pizjuán. Y evidentemente, para evitar situaciones de retraso y similares, se impuso como obligación el tener porterías de repuesto en los estadios.
Fuente: memoriasdelfutbol.com, futbolretro.es, es.wikipedia.org
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