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jueves, 23 de diciembre de 2021

El asesinato de Matthew Shepard

El asesinato de Matthew Shepard fue y es uno de los crímenes homófobos más notorios de la historia reciente, en el día de hoy trataré este asunto en este artículo.

Ocurrió el 6 de octubre de 1998. Matthew, que era abiertamente gay, había planeado aquel día en una reunión con unos amigos suyos actividades para una semana de concienciación acerca del colectivo homosexual en el campus de su universidad (había entrado aquel año en la universidad de Wyoming), e iba a salir de bares a tomarse algo con aquellos amigos tras esa reunión, pero no pudo convencer a nadie y lo hizo solo. 

En el bar Fireside Lounge, conoció a dos albañiles, llamados Russell Henderson y Aaron McKinney, con los que estuvo conversando. Esos dos mismos hombres estuvieron de acuerdo en llevarle de vuelta a su casa, pero Matthew no sabía que no volvería nunca a su hogar, ni a salir vivo de aquella... 

Y es que aquellos dos hombres se pusieron de acuerdo (a escondidas en un baño del bar) en atacarle de forma violenta. Aunque tiempo después declararían en juicio (del cual hablaré más tarde) que el ataque tenía el motivo de robar a Matthew, el verdadero y principal motivo del ataque era porque el desgraciado Matthew era gay, de hecho fingieron ser gays para ganarse su confianza. 

Se fueron a la furgoneta de Aaron McKinney, donde pegaron a Matthew y posteriormente le robaron su cartera (donde apenas llevaba 20 dólares). Y por si no fuera poco, conducieron durante un kilómetro para alejarse de la localidad donde se encontraba el bar donde se habían conocido y adentrarse en el campo. Allí ataron a Matthew a una cerca hecha con troncos, y le golpearon repetidamente con la culata de una pistola alrededor de 20 veces. Tras eso, le robaron también su documentación y sus zapatos y lo dejaron muy malherido y atado a la cerca.

Matthew pasó 18 horas muy magullado y expuesto al frío hasta que lo encontró un adolescente, que a primera vista, dado el mal estado en el que se encontraba (tenía la cara cubierta de sangre a excepción de los surcos de sus lágrimas), pensó que era un espantapájaros. Rápidamente llamó a la policía, y lo trasladaron a un hospital, donde estuvo 5 días en coma (una secuela de los culatazos que le dieron es que tenía el bulbo raquídeo hundido) hasta que falleció. Tenía solamente 21 años.

Los asesinos fueron llevados a juicio, en el cual fueron condenados a cadena perpetua por asesinato en primer grado. El inconveniente es que no se les aplicó el agravante de odio en su condena, ya que el estado de Wyoming no contemplaba ese aspecto en los procesos judiciales en aquel momento. Por lo tanto, no llegaron a recibir condenas más severas si cabe.

¿Saben que tras el juicio, la familia de Matthew aún tuvo que sufrir más penurias? Cuando tuvo lugar el funeral de Matthew el 16 de octubre, un reverendo llamado Fred Phelps se presentó (junto a fieles de su iglesia) en el lugar donde se celebró dicho funeral con pancartas con mensajes de corte homófobo y gritaba a los asistentes que el chico iba a arder en el infierno (si yo dijera lo que pienso al respecto de aquel reverendo y sus fieles por lo que hicieron, me cerrarían este blog por los improperios que les iba a dedicar). 

Y no solo eso: el padre de Matthew tuvo que salir del funeral con un chaleco antibalas por recomendación de las autoridades, tuvieron que rastrear el edificio donde tuvo lugar el acto con perros entrenados para detectar explosivos, pusieron SWAT alrededor del edificio y francotiradores en la parte superior del mismo. Y todo por precaución ante posibles ataques a los asistentes por la condición sexual de Matthew, tal era el odio que existía (y por desgracia creo que aún existe) hacia los homosexuales. 

De hecho, Matthew no fue enterrado hasta 20 años después de su muerte: sus cenizas reposan desde 2018 en la catedral Nacional de Washington. Sus restos no recibieron sepultura durante todo ese tiempo debido a que sus padres temían que su tumba fuera profanada o sufriera desperfectos. 

Y por cierto, en 2009, cuando Barack Obama estaba en su primer mandato como presidente de los Estados Unidos, se creó una ley para la prevención de delitos de odio que lleva el nombre de Matthew y el de James Byrd Jr. (un afroamericano que fue asesinado en 1998 por tres supremacistas blancos que lo ataron a un coche y lo arrastraron). 

Fuentes: bbc.com, elespanol.es

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