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viernes, 30 de junio de 2017
El caso "Negritos" del Atlético de Madrid
El caso "Negritos" fue una muestra de cómo el mundo del fútbol puede llegar a estar a veces muy podrido. A continuación vamos a ir desgranando qué fue lo que sucedió en este caso y los implicados que se vieron envueltos.
En 2003, se condenó tanto a Jesús Gil, el que fuera presidente del Atlético de Madrid, como a su hijo Miguel Ángel, que tenía un puesto en el Consejo de Administración del club, a un año y medio de prisión por estafa de simulación de contrato. Sin embargo, no lo cumplieron ninguno: Jesús Gil murió un año después, y Miguel Ángel Gil fue suspendido de la condena al ser menor de dos años de duración y no tener antecedentes.
¿En qué consistió dicha estafa? Veamos:
En 1998, según la Fiscalía Anticorrupción, la empresa "Promociones futbolísticas", controlada por los Gil, le vendió al Atlético de Madrid el contrato de cuatro jugadores por un total de 2740 millones de pesetas como pago de una deuda de esa misma cantidad. Según un juez, la operación era una compensación con un activo ficticio consistente en los contratos de cuatro jugadores profesionales que no resultaron ser tales.
Los cuatro jugadores eran:
-Abbas Lawal: el más conocido. Fue el único que debutó con el primer equipo (6 partidos), y luego pasó por el Córdoba, el Leganés, el Albacete o el Xerez, aunque nunca llegó a pasar más de un año en ningún equipo. En 2006, según "El País", estaba en paro y sin equipo. Valorado en 1000 millones de pesetas.
-Lima (Limamou Mbengue): su tope fue jugar tres años en Segunda en Badajoz. Luego estuvo en Tercera en equipos como el Noja, Algeciras, Mar Menor, Daimiel... Declaró que "me hicieron un contrato diciéndome que la libertad de los dueños del club dependía de mí y luego se rieron en mi cara", que no le pagaban ni las botas, que llegó a colarse en el metro para ir a entrenar, y que llegó a escribir a José Luis Rodríguez Zapatero cuando éste era presidente del gobierno al estar muy agobiado con su mala situación. Valorado en 290 millones de pesetas.
-Bernardo Matías Djana: llegó a Portugal procedente de Angola con 16 años tras quedarse huérfano, y posteriormente fue a Madrid, siendo acogido por los Padres Mercedarios. Mientras estudiaba carpintería, un profesor le animó a probar en el Atlético ya que solía jugar en los ratos libres. Allí fue reclutado, aunque nunca supo que le hubieran hecho contrato, ni que le hubieran puesto un valor como futbolista, ni siquiera vio dinero en su paso por el club colchonero. Sí que vio, según se cuenta en un libro, dinero cuando fue cedido al Rayo Majadahonda: 50000 pesetas al mes más el abono transporte. En 2006 vivía en Madrid, y estaba casado y tenía una hija. Valorado en 350 millones de pesetas.
-Maxi (Maximiliano de Oliveira): no era africano como los otros tres jugadores, sino brasileño (lo vio un ojeador en su país). Sólo llegó a jugar en Suiza, en el Caravaca, el Nules, el Benicassim y el Oropesa. En este último equipo no podía ganarse la vida ya que cobraba unos 350 euros al mes, y decidió empezar a trabajar como albañil (curiosamente en la construcción del complejo "Marina D´Or"). Cuando lo captó el Atlético, era menor de edad, y su madre firmó un documento en el que cedía sus derechos al Atlético, que podría haberlo incorporado sin necesidad de pagar su valor. Valorado en 1100 millones de pesetas.
Miguel Ángel Gil declaró en su defensa que ni él ni su padre se habían beneficiado de la operación diciendo lo siguiente: "Mi padre no canceló la deuda que tenía con el Atlético cediéndole los jugadores, sino que lo hizo traspasando la deuda a una empresa holandesa. Los compró por 2700 millones y los vendió por el mismo precio."
No fue el único caso escandaloso en el que se vio envuelto Jesús Gil con el Atlético, recuerden la intervención judicial del club en 2000 con el caso "Camisetas" (desvío de fondos del Ayuntamiento de Marbella al Atlético de Madrid (recuerden la publicidad que lucía el Atlético en las camisetas), o la apropiación indebida el Atlético en 1992 en el proceso de conversión a Sociedad Anónima Deportiva (Gil y Enrique Cerezo reunieron 1950 millones de pesetas para dicha conversión, pero el monto fue retirado a los pocos días y los avales fueron removidos por el consejo deportivo).
Fuentes: libro "Parecía un buen fichaje", marca.com, elpais.com, aupaatleticodemadrid.wordpress.com
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