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viernes, 11 de abril de 2025

La historia de María Coronel

Una de las historias antiguas (o leyendas) de Sevilla es la de María Coronel, cuyo cuerpo puede ser observado en la actualidad un día al año.

María Fernández Coronel, mayormente conocida como María Coronel y nacida en Sevilla en 1334, era hija de Alfonso Fernández Coronel, copero del rey Pedro I de Castilla, un rey que ajusticiaba cuando le venía en gana a todo aquel que él consideraba que ponía en riesgo su poder. De hecho, Alfonso Fernández fue ejecutado en presencia de sus hijos (María incluida). 

Tiempo después, María se casó con el noble Juan de la Cerda, que era descendiente de la familia real de León. Juan corrió la misma suerte que el padre de María al ser sospechoso por el rey Pedro de usurpar el poder que tenía el monarca (ella llegó a viajar a Tarazona para pedir clemencia, pero por desgracia cuando volvió a Sevilla él ya había sido asesinado). 

Tras la muerte de su marido, María se dedicó administrar sus bienes (los bienes de su marido Juan de la Cerda habían sido expropiados), aunque aún no pudo deshacerse del rey Pedro, ya que él la apuntó en su lista de amantes (entre las que se encontraba la hermana de María, Aldonza, la cual se encontraba en la Torre del Oro). 

El rey la persiguió durante bastante tiempo: ella se fue a vivir con sus padres, pero tal era la insistencia del monarca que se escondió en el convento de santa Clara, donde las monjas la ayudaron a ocutarse haciendo una zanja en el patio y la cubrieron con tablas y tierra. 

Aún así, el rey descubrió el paradero de María y visitó el convento de forma continua para conseguir verla, llegando a conseguirlo en una ocasión en que la pilló desprevenida fuera de la zanja. Ella, desesperada, huyó a la cocina donde cogió una olla de aceite hirviendo y se la arrojó en la cara para que se le desfigurara y así poder perder la belleza que tenía y quedar tranquila del rey Pedro. 

Ante tal situación que sufrió María, el rey la dejó tranquila, y con el tiempo, María Coronel pudo recuperar los bienes que había perdido con la muerte de su marido Juan, entre los que se encontraban unos terrenos en los que fundó el convento de santa Inés. 

La historia no acaba ahí: alrededor de 1410 María falleció y muchos años después de su muerte, su cadáver fue encontrado incorrupto y cada 2 de diciembre es expuesto en la iglesia de santa Inés (situada en Sevilla) para que el público pueda contemplarlo.

Fuente: eldebate.com, lacasademaria.es

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