Reimund Dietzen corrió para el Teka casi toda su carrera profesional, que transcurrió entre los años 1982 y 1990, y llegó a destacar consiguiendo un total de 27 victorias, entre los que destacan el campeonato en ruta de Alemania de 1986 (y un segundo puesto en ese mismo campeonato en 1983) y tres podios en la general de la Vuelta a España (fue tercero en 1984 y segundo en 1987 y 1988). Fue en la Vuelta a España de 1989 cuando sufrió el grave accidente que provocó su retirada.
En la decimosegunda etapa de aquella edición de 1989 (aún entonces la carrera se disputaba en los meses de mayo y junio, igual que el Giro de Italia), que tenía lugar entre las localidades aragonesas de Benasque y Jaca, los corredores debían pasar el puerto de Cotefablo llegando desde Biescas. En dicho puerto hay un túnel de más de medio kilómetro de longitud que en aquel momento no tenía iluminación.
La lógica indica que para que la etapa pasase por aquel túnel, se debía haber puesto allí iluminación aunque fuera de forma provisional, pero no se acometió tal hecho: los corredores pasaron por el túnel a oscuras, y a mitad del pelotón se produjo una caída en la que Reimund fue enganchado a la misma. En aquella época el uso de casco o en su defecto chichonera no estaba extendido y Reimund cayó de cabeza, dando lugar a que se le fracturara el hueso tempo-parietal derecho.
Reimund fue trasladado con rapidez a un hospital de Pamplona, y por fortuna salvó la vida (llegó a estar en estado de coma), aunque evidentemente tuvo secuelas la caída: pérdidas de memoria reciente (llegó a olvidar incluso palabras en su idioma nativo, el alemán), cicatrices en cara y piernas, cefaleas y episodios de epilepsia.
Los ciclistas protestaron por el suceso al llegar a Jaca: argumentaban que, al no estar iluminado el túnel, se debía haber neutralizado el paso por el Cotefablo (Álvaro Pino, que había ganado la Vuelta tres años antes, apuntó que se debía haber neutralizado la carrera). El director del Teka (y de Dietzen), González Linares, estuvo lógicamente muy enfadado porque perdían así en la carrera a su líder.
Los organizadores (Unipublic) dijeron que habían recibido información del Ministerio de Obras Públicas de que el túnel tendría buena iluminación, pero que un fallo de última hora de un generador dejó media parte del recorrido con iluminación parcial (parece que hay crónicas que dicen que Unipublic encargó a un tercero la iluminación). El director en aquel entonces de la Vuelta, Alberto Gadea, declaró que los motoristas que sirven de enlace durante la carrera tenían la misión de alumbrar con sus intermitentes estando estacionados en la parte derecha, pero hubo testigos que aseguraron que la Guardia Civil les obligó a continuar avanzando antes de que llegaran los corredores al túnel.
Reimund volvió a correr seis meses después tras recuperarse con éxito, aunque ya nada era lo mismo: en la Vuelta a Rioja llegó fuera de control en la segunda etapa (llevando una protección especial en la cabeza) y al final de la temporada decidió retirarse como ciclista profesional.
El propio Reimund recibió en 1993 del Teka una indemnización que ascendía a 15 millones de pesetas y denunció tanto a Unipublic como a Caser por su accidente. Por dicha denuncia, la Audiencia de Huesca impuso en 1999 que se le pagara otra indemnización, en este caso de 80 millones de pesetas, en estimación por lo que él podía llegar a cobrar por los cuatro años de contrato que le restaban antes de decidir retirarse. Y la UCI tomó cartas en el asunto, obligando a los organizadores de carreras ciclistas a iluminar y señalizar los túneles por los que pasarían los recorridos de las mismas.
Fuente: es.wikipedia.org, elmundo.es, cofidislikesciclismo.com, blogs.elnortedecastilla.es